"Ciudadanos del mundo entero, a Zaragoza llevo en el corazón"- Contradictorio.Así reza Enrique Bunbury en el ultimo de los temas de este disco. Un tema que explica muy bien a este tipo. Bunbury, el odiado, el amado, el reprochable, el intachable. Como sea.
Siento este trabajo el mas sincero de Bunbury, un disco con una lírica muy intima y realmente disfrutable tanto como la música, el medio por el cual esa lírica se abraza.
Hoy, después de mucho, mucho tiempo lo escuche, en realidad no con otros ojos, por que sabia lo que iba a escuchar y que traería esas imágenes de aquel tiempo en que lo escuche por primera vez, mas o menos hace 9 años. Tal vez por eso no quise escuchar ni "Infinito" ni "El Extranjero" ya bastante repasadas. Afortunadamente solo fueron esas dos canciones por que si bien es el mismo disco de hace 9 años no son los mismos oídos con que escucho hoy, definitivo hoy aprecie bastante mejor aquellos detalles que no sabia escuchar y que en este disco abundan, las voces en off, las intenciones que van fusionando, las lineas de bajo, la sección de vientos, las percusiones tan sutiles como hermosas, los sampleos y bueno un etcétera bastante enriquecido. Agradezco los recuerdos, pero cuando de música se trata prefiero no tener esos complejos, uno se pierde de bastantes cosas que merecen la pena después de un tiempo. Como recomendación escúchenlo en un aparato con buena fidelidad, bueno no solo este, todos :P ahí les dejo sírvanse.
